Alguna puerta abrirá la otra puerta.
Tiempo para soñar, para abrir ventanas.
Todo el tiempo es tuyo,
incluso aquel tiempo que niegas.
Dios lo dijo: no me escuches a través
de simples intermediarios.
La sombra genera sus luces.
Un paso y ya estamos.
No son versos para enternecer oyentes.
Asco que me da todo eso.
Un flanco. Y el enemigo entra.
Ayer creí en crisantemos.
Palabra horrible.
Poesía del tiento y la agonía.
Señor, sólo escucho.
Tus olas dictan la armonía.
© Ernesto González, 2011
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