Foto: Ernesto G. |
En la piedra se instala el fulgor,
medida que es el alcance de su fuego.
Cimiento o alféizar, dimensiones
que sucumben al peso de su luz.
Escalas, ademán de ciego,
espejismos burdos de la roca.
Has de verlos.
Has de sucumbir a ellos
antes de ver esa otra luz
que se dilata, tan sinuosa.
Credo incorpóreo,
palabras que simulan su peso.
Domador de señales,
manco y fiel y cronista,
versificador del cosmos.
Has de ir al mar y volver
y romper los mensajes
y quebrar las botellas
y verlas hundirse
antes de que te ciegue
el fulgor de la piedra.
© Ernesto González, 2012
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