Las
noches han venido a decir lo suyo.
Han
contado historias inverosímiles
que
vienen cayendo como la nieve
que se
derrite entre las rocas.
Yo fui
el eco que escucha en las noches.
Yo fui
el saco que cubre los cuerpos,
los
huesos de cada amanecer.
Yo fui
el poeta que dijo: Ya no más
y siguió
muriendo en cada capítulo.
Dios ha
dicho lo suyo.
El
hombre se ha quedado sin palabras
y la
noche es fría, muy fría.
© Ernesto G., 2013
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