Adora
el tiempo.
Vístete
con todas las prisas que de él emanen.
Él es
tu dueño.
Camina
despacio. Sé un eco apenas de tu sombra.
Has
visto la geometría de las horas.
Has
descubierto la luz de las figuras.
Eres el
sol donde habita cada luna.
Viajas
en las páginas olvidadas, los borradores borrados.
Escuchas
el ruido de los metales.
Un tren
te transporta sin equipaje hacia el sitio donde
absorbes
los versos que se han disipado en las sombras.
Sé
discreto en tu caída.
Nadie
debe escuchar tu llanto. Nadie ha de beber esas lágrimas.
Con un
cuchillo vas abriendo los sobres: las cartas no dicen nada.
Son
apenas el aliento de lo no escrito.
¿Puedes
vivir sin esas falsos teoremas?
¿Puedes
ser el eco impreciso que es apenas perceptible?
¿Puedes
volar en mil pedazos y aún adorar esas sombras?
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