Hágase
el verso en la mañana clara
cuando
aún saltan traviesos
los
ángeles del sueño
y el
canto es dulce y la voz es tibia.
Hágase
el verso en la mañana clara
antes
del café, los buenos días,
antes
del rutinario viaje por el jardín.
Hágase
el verso en la mañana clara
cuando
todo parece nuevo otra vez,
tierra
recién descubierta.
Hágase
el verso en la mañana clara
cuando
la noche nos empuja
una vez
más
hacia
la vida.
© Ernesto G., 2013
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