Un camino, una sombra, un verbo. Una madrugada distante en la que un disparo no fue perceptible. Ondulaciones de una visión que es apenas visible o viable o vivible.
Algo se nos ha hecho transparente. Caminamos en busca de ese fuego, partimos la fruta, asediamos los entornos. Abrimos las puertas sin cesar, buscamos en cada habitación, escudriñamos cada rincón, le hacemos trampa a la noche. Recuperamos temporalmente una movilidad ilusoria: abrimos los deseos. En la mañana, al caer la noche, estamos agotados, es decir, listos para el día que recién anochece.
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