En la
noche alta, un verso simple juega
a
moldar silencios en un precipicio de luz.
Un
barco sobrio navega en el mar del tiempo.
Viajan
los navegantes dormidos en la tormenta.
Así es
el canto breve de las sombras,
así es
su melodía distante, su eco impreciso.
Marchan
los navegantes en el sueño,
sangran
cada noche que duermen,
disparan
sus armas contra sí mismos.
En la
noche alta, el sueño es un naipe,
muecas
de un hechizo olvidado,
alucinaciones
quemadas por las sombras:
los
navegantes caen rendidos ante el follaje,
el mar
los convida a ser eternos testigos
de la
danza mágica de la bruma.
Ernesto G.
6 de baril de 2014
No comments:
Post a Comment