Todo es sol y torbellino,
luz y desaliento,
sordas miradas en lo oscuro,
Dios que sabe y dinamita.
Pon tu sed en mi garganta,
Pon el eco en esta voz.
Tú, mirada, y más mirada,
ojos que posan su lengua
en la mía, en la mía que no mira
porque es ciego su brillo
en la caverna: así de sutil
es el fuego en el que arde.
© Ernesto G.
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