Perpetua la arena que me alimenta

Perpetua la arena que me alimenta, reloj de ojos,

luz que sucumbe tan ciegamente.

Voy por el camino en pos de fuego,

agua sobre agua, fricción del goce,

tierra que siembra sus despojos,

esterilidad que se multiplica,

panes y peces que surgen

en la arena, luz que sucumbe

tan ciegamente.

Seré un ciervo, un vigilante,

una figura de plomo,

 el eco incierto que se acomoda

en el oído de alguna víctima. 

Todo es silencio después 

de haber sido ruido.

© Ernesto G., 2013

Hablar de Guillermo Rosales (Editorial Silueta, 2013)

¿A quién le reza Dios cuando reza?

                     A Teresa María

¿A quién le reza Dios cuando reza?

¿Qué luz asombra a la luz?

¿Qué eco produce el eco?

¿Qué muerte vive la vida?

¿Qué vida muere la muerte?

Religión, cruz, monasterio,

preguntas incesantes,

yo tan dudoso de lo cierto,

yo que me pregunto

a quién le reza Dios cuando reza.

Viaje del vino

Vino el vino

tan vinícola, cola y copa de vino,

venerable, viciosa boca de 

vino con voz, venerable voz

de vino viviente.

Vino el vino,

verso y verbo, vino

que vino a vibrar,

viaje del vino voz,

vino que vive

en la voz del vino

que vino.

© Ernesto G., 2013

Porque todo es polvo

Porque todo es polvo, lo sabías,

un tiempo que nos anuncia que estamos 

solos, tan solos.

Son horas, lo sabías,

horas de buscar el sesgo

que palpita.

Tanta rima, tanto polvo,

tanto cielo que se azula,

tanta sal que se solea,

lago, luz, lanza,

porque todo es polvo,

lo sabías,

polvo solo.

Polvo fin solitario.

Son designios de una

designio,

filos de una trampa.

Poesía, poeta, poema.

Un destino, solo uno,

tan distante,

tan distinto.

© Ernesto G., 2013