Thursday, December 29, 2011

El escriba


Manos sin fin, manos que se alejan,
costa del desamparo, nieves transitorias,
una luz que vuelve y se deposita
sobre los libros del polvo,
el escribano que persigue ciego
un ave de faz indescriptible.
Paso a paso,
un camino.
Paso a paso,
una sombra.
Paso a paso,
el comienzo, el fin, la
temprana ascensión
de lo impalpable.
Manos sin fin, manos
que se alejan,
costas
que se esfuman.
Una luz que vuelve.
Un escriba ciego
caza un ave.

© Ernesto González, 2011

6 comments:

El diario de Marianne said...

Tan clara esa imagen del final. Me gustó.

Ernesto G. said...

Gracias, M. :)

Anonymous said...

Muy bueno.
Por esos misteriosos caminos de la asociación, me trajo a la memoria los versos de Lezama, que parecen dialogar con los tuyos (y que cito de memoria, así que a lo mejor de manera inexacta) :

"Por el olor del fruto detenido
las manos elaboran un sentido
que reconstruye la sonrisa inerte.
Así la flecha sus silencios mueve
ciega, buscando en la extensión de nieve
su propia estela como fruto y muerte"

Saludos,
Beno

Ernesto G. said...

Beno,amigo, a veces la asociaciones no son tan misteriosas. He estado leyendo a (y sobre, claro que metafóricamente hablando) Lezama en estos días. Un abrazo y feliz 2012!

dovalpage said...

Lo que más me gustó fue "la temprana ascensión a lo impalpable." Un poco, todos somos escribas ciegos, a la caza de lo infinito...
¡Gracias por compartir tus poemas!

Ernesto G. said...

Tere, gracias a ti por todo. Ciegos somos. Un beso.