Entre el silencio y el humo,
la casa, el camino que es largo,
la silueta que se indefine,
y una tempestad que se ensaña.
Uno se ajusta los lentes,
camina tres pasos,
salta hacia las cosas cotidianas.
La silla se afinca a la tierra,
regresa a lo que fue.
Humedad sin fin,
ciclo de la lluvia y los nutrientes.
Salir al patio
y oler la mañana.
Pero ya ha caído la noche.
© Ernesto González, 2009
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