No hable mucho. Escuche. Mejor quédese sordo. No vea más allá de su nariz. Más bien habite en ella, en sus sombras, en sus recovecos. No lea mucho. Y si lee, escoja bien los libros. La lista de best sellers de The New York Times es altamente recomendable. Lea rápido. Nada de profundizar en la materia. Es más, no lea. Finja que lo hace. Es muy fácil hacerlo. Aprenda a fingir. Tome mucho agua y vaya al baño a menudo. Eso ayuda. Levántese temprano y después vuélvase a acostar. Tire el despertador por la ventana. Si le cae en la cabeza al cartero, llame a la ambulancia y diga que su vecino, el muy imprudente, lo lanza todo por la ventana. Mienta. Eso ayuda. Prepárese para la muerte, pero no pague los servicios fúnebres en vida. Eso no ayuda. Repita que es feliz muchas veces, incluso después que su vecino le raje la cabeza por mentiroso.
© Ernesto González, 2009
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