Afuera hay un coro, es un concierto, creo, busqué el rostro de Juanes entre la multitud delirante. Pero no lo hallé. Las voces ladran, me dije. Ahí no puede estar Juanes. Él es paz sin fronteras. Él es alivio para el pueblo, una dulce voz vestida de blanco. Él no puede estar en esa multitud que vocifera. Esas gentes no visten de blanco. Esas gentes no quieren paz. Esas gentes piden sangre. Estamos sitiados. Nos acechan. La multitud nos insulta. (“Es que son pendejos, Ana Rosa.”) La multitud nos vigila. Algo me dice que son ellos los sitiados. Algo me dice que son ellos los que temen. Dame la M…M. Dame la I…I. Dame la E…E. Dame la D…D. Dame la O…O. ¿Qué dice?
2 comments:
Muy bien, y efectivo.
Gracias, David. Y como siempre, es un honor tenerlo por aquí.
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