Ponerle precio al deseo. Desatar lujurias. Oler el vino seco en la copa caliente. Abrir la ventana. Respirar el polvo de los libros. Releer a Elliot. Escuchar un disco viejo. Odiar el verano y desear que se detenga la lluvia, que se vayan los insectos, que el calor no se cuele por cada rendija. Dormir con las orejas abiertas.
2 comments:
A mí me gustan mucho estos pequeños trozos de prosa poética que intercalas de vez en cuando. Creo que logras resumir una exactitud muy precisa.
Gracias. Es mi obsesión con la economía en el lenguaje lo que me ha impedido escribir una novela. Eso, y mi vagancia. Pero me ha mantenido en la poesía ya pasado los cuarenta. No sé quién fue, pero alguien dijo que la poesía no era para mayores de cuarenta. Yo no estoy de acuerdo con eso.
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