Mueres lentamente ahogado por los ruidos
de esta tarde envenenada
donde los dioses han iniciado sus rituales
de desavenencia acústica.
¿Por qué escuchas si el silencio humedece
las configuraciones de la maravilla?
Los destinos abarcan esta dimensión
en la que nos escondemos como niños temerosos.
Claro de luna decadente,
rumores rotos en el ejercito de la melancolía.
Hay frío, dijiste con voz temblorosa
mientras mordías la manzana que tejía sus
alas adulteradas.
El vino es amargo,
y no es nuestro vino.
Mejor cultivemos nuestras propias uvas.
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