Las horas son persistentes silencios.
Aquí estoy, y respiro, y hablo
de asuntos antiguos cuyo polvo
aniquila el esplendor de lo nuevo.
Siluetas desterradas, adormecidas.
Hay horas en la que la lluvia cae
y deja una imponente densidad.
La vida, ese bosque desconocido
que se va y por fin, nada.
Hablo de horas y de tiempos,
de cosas olvidadas y temibles;
hablo de melodías quietas,
de la necesidad de escribir.
Hablo de lo que sé,
de lo que reconozco.
Hablo de soledades ineludibles.
Vivir es un acto indispensable.
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