Un artículo en USA Today discute las posibles consecuencias negativas del nuevo límite salarial que la presidencia de Barack Obama les ha impuesto a los ejecutivos de compañías que reciban ayuda federal. Una de esas consecuencias es que al tener que limitar los salarios, esas compañías no pueden contratar a los ejecutivos más calificados. De modo que estas restricciones terminan destruyendo las compañías que el gobierno está supuestamente tratando de salvar. Los que hemos vivido en el socialismo real conocemos lo efectivo que puede resultar el estado cuando mete sus narices donde no debe.
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