la carne sube a la luz,
el espíritu se disuelve,
el delirio que es vivir,
el delirio que es morir,
amar en el mar con toda esa sal,
amar en el cielo con todo ese azul,
¿es que brilla el miedo en tus manos,
es que saltan las gotas asustando este silencio?
el agua salta y crea los musgos,
el sol arranca desde su esquina
y planta un árbol en la roca,
lo que tú escuchas se disuelve
tanto como lo que escribes,
vale la pena escuchar?
vale la pena escribir?
atar el verbo
a su luz,
morar los sitios de lo imposible,
construir maravillas de lo intocable,
abrir con las manos
la ruta que se ha de andar con los pies,
descalzos, sordos, sin verbos,
entregados a los ritos
de la nostalgia por ese futuro
que nos defrauda antes de aterrizar
en nuestros manos que se resisten
a escribir los verbos sin conjugar,
los sustantivos sin describir.
un segundo es suficiente
para arrepentirse de la hora.
2 comments:
Sí, vale la pena hacer todo eso.
Saludos, David. Un gusto tenerlo por aqui.
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