De las infinitas proliferaciones escojo una,
me ajusto el saco y doy tres vueltas,
camino a la redonda,
lanzo la roca en el lago que nunca
ha de congelarse.
Es todo muy claro,
las damas se revuelcan en sus deseos de jugar parchís,
escriben algo en la pared musgosa,
doblan la luz y animan las noches con sus húmedas
insinuaciones.
Es todo muy claro,
esta almidonada prisa que aprisiona,
un marco que decora el vacío
con historietas silentes, tan chaplinescas.
Esa es la vida,
más allá de cualquier duda,
mas acá de toda afirmación.
Esa es la vida,
un corte de luz que se desprende
una espada que cae ever so slowly,
como si la gravedad fuera cómplice del crimen.
“El reloj es una instantánea del tiempo,
una fotografía móvil que cruje; si te detienes
a observarlo, sentirás lo que siente el fumador
al quemar el cigarrillo que no se fuma.”
Eso dices mientras cargas la roca
y la colocas en la cima.
Esta vez, dejo que la roca caiga
sola
en el lago.
© Ernesto González, 2009
5 comments:
Feliz 2009, Ernesto
Welcome back!
Estupendo, vuelta con bríos.
Chico, ya te estábamos extrañando...
Felicidades para ti tambien, Chiquita. Gracias por la visita.
Thank you, Isis.
Zoe, honor que me haces. Muchas gracias.
Teresa, ya estoy de vuelta, un poco vago, pero ahi vamos. Saludos.
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