Fascinante video del camarada Stalin. Antes de empezar el discurso, le echa un vistazo a la botella de vodka (que agua seguro no es), empieza a hablar, pero no se resiste, detiene el discurso, y se da un trago. Ya con el alcohol en su sistema, repite la frase de Lincoln (que en ese momento se revolvía en su tumba), con ligeros cambios para adaptarla a la fraseología marxista.
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