En la plaza, un ruido de llaves oxidadas,
una luz que dobla la esquina,
se sienta en el parque
y les da migajas de pan a las palomas.
En la plaza, una campana en lo alto
que no suena,
que duerme su letargo,
quieta, distante, inerte…
Las gotas de lo que fue oleaje,
las chispas de un lejano relámpago,
la cáscara sonora del trueno ya adormecido.
La semilla marchita de la fruta
que germina en las hojas secas
del suelo en la plaza tan quieta,
unas llaves sin rumbo que desconocen
qué puertas abren
del mismo modo que el cuchillo
del cobarde
ha olvidado
el sabor de la carne.
4 comments:
Me ha gustado muchísimo.
Me agrada que a ti te haya gustado, Isis.
Me parece muy bueno este poema. Y me gustó, me impresionó sobre todo su final.
Muchos saludos,
Verónica
Veronica, que bueno verte por aqui y me gusta que hayas encontrado este poema en tu visita. Saludos.
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